La justicia por encima de la ley

La justicia por encima de la ley

En las sociedades se originan hechos primero como tragedias después como caricaturas, como ridiculeces
Tácticas y comunidad = ¿seguridad pública?
Los políticos no son políticos, son animales de poder

Por Gerson Hernández Mecalco*

 

“Si hay que optar entre la ley y la justicia, no lo piensen mucho, decidan en favor de la justicia”. Esta frase se ha repetido en innumerables ocasiones desde la Tribuna más importante del país, aunque sea contraria al Estado de Derecho; pero es justificada por el 44.3 por ciento de la población, quienes consideran que en México se respetan poco las leyes, contra un 4.8 por ciento que expresa que se respetan mucho; de acuerdo con la Encuesta Nacional Cívica 2020 elaborada por el INEGI. No se hagan bolas, en México, desafortunadamente, en muchos casos la justicia está por encima de la ley.

 

Corrupción. Hay conceptos que no pueden ser interpretados por ideologías políticas. La corrupción no es un asunto cultural, como afirmaba el presidente Enrique Peña Nieto. Para el Banco Mundial, es “el abuso de un cargo público para obtener beneficios privados; abarca una amplia gama de comportamientos que van desde el soborno hasta el hurto de fondos públicos”. Vergonzosamente, 86.2 por ciento está muy de acuerdo en que un servidor público utilice recursos públicos para beneficio personal, 83.5 por ciento no desaprueba que reciban sobornos cuando su salario es muy bajo; y 71.9 por ciento se opone, a que apoyen a sus amigos o familiares consiguiéndoles empleos en su oficina. El único dato alentador es que el 54.2 por ciento manifestó que es posible disminuirla.

 

Solidaridad. Al inicio del sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari se anunció el Programa Nacional de Solidaridad, con el objetivo de lograr legitimidad después del proceso electoral. Para la RAE significa “adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”. En algún momento de sus vidas, 82 por ciento de los mexicanos ha donado alimentos, medicina y ropa; y enviado mensajes a través de redes socio digitales para apoyar alguna causa, donar sangre y hacer donativos a una ONG. Pero a pesar de estos datos sigue existiendo una lucha de clases —al menos en el discurso—, con respecto a la convivencia entre los mexicanos.

 

Asociacionismo. Para la RAE es la tendencia a crear asociaciones cívicas, políticas y culturales. En el último año, los grupos que registraron mayor participación son las organizaciones religiosas, de padres de familia y deportivas. Las asociaciones de protección a derechos humanos, gobierno, partidos políticos, ambientalistas y sindicatos ocupan los últimos lugares. En otras palabras, las ideas religiosas, familiares y deportivas son más populares que el activismo social y político.

 

Conflicto y negociación. Los gobernantes tienen la facultad no solo de resolver conflictos, sino de crearlos y administrarlos. Para más del 50 por ciento es importante mantener la tranquilidad, el 39.1 por ciento prefiere que la gente manifieste su inconformidad, aunque haya actos violentos. Con respecto a la participación ciudadana, 22.1 por ciento ha realizado actividades relacionadas a resolver problemas de su comunidad; lo que en el último año se ha visto disminuido es bloquear carreteras y avenidas, unirse a alguna huelga y protestar en los medios de información.

 

Por último, la principal causa por la que no participan los mexicanos es por falta de tiempo (44.4%), falta de información de saber cómo (29.6%) y porque no le interesa (20.1%). Uno de los mejores indicadores para  cerrar este artículo, es el dato de que ocho de cada 10 mexicanos están muy o algo de acuerdo con la frase de que “el voto sirve para que haya un mejor gobierno”. Bueno eso pensaron los más de 30 millones de mexicanos; aunque la realidad demuestre lo contrario.

 

*Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM, @gersonmecalco