Los ediles morenistas de Oaxaca se empeñan en alentar una transformación de quinta. O mejor dicho, un retroceso político y social, contrario a los apotegmas de la Cuarta Transformación obradorista.
Uno, el de la capital, que literalmente enloqueció, pues ahora dice que aspira a ser gobernador, pese a sus negros resultados; otro que prefiere pasear su amor en Las Vegas, cual fifí aspiracionista; unos más que prefirieron servirse y vivir del presupuesto.
Otros más que, creyendo asegurar con ello su futuro político, utilizan las arcas públicas para financiar aspiraciones de candidatos a la gubernatura, y otros tanto que optaron por vender la plaza al crimen organizado, o cerrar los ojos para dejar hacer y dejar pasar los negocios turbios.
Hay otros que hallaron su vocación de constructores y empresarios, antes que servir al “pueblo”, al que todos los dicen deberse, por lo menos en los discursos, sin cambiar la realidad social de las comunidades.
DE LOCOS Y FIFÍS
Ejemplos sobran muchos, y el más acabado es Oswaldo García Jarquín, cuyo único paso por la administración pública fue con Gabino Cué Monteagudo y que, tras un segundo intento, sin ser político, logró con el efecto Obrador alcanzar la silla de Oaxaca de Juárez.
Sin embargo, con un asesor-constructor-socio de cabecera, el síndico Jorge Castro Campos, llevó al extremo la magia de desaparecer los recursos financieros –más de mil millones de presupuesto cada año– y olvidarse del “No robar, no mentir y no traicionar al pueblo”.
El resultado: reclamos por todos lados, paros, marchas, bloqueos, basura, grave inseguridad… y aun así, la semana pasada todavía se atrevió a publicar que buscaría ser postulado para gobernante, publicación que borró luego en su cuenta de Facebook.
Y si hay alguien que representa la antítesis del lopezobradorismo, quien pregona la austeridad y la prioridad hacia los pobres, es Nicolás Feria Romero, que presume vehículos de lujo, viajes al extranjero, ropa de marca, pistoleros como guaruras.
Desde hace casi un año, enfrenta un grave problema, por las agresiones armadas, asesinatos y desplazamiento de triquis de Tierra Blanca Copala, Santiago Juxtlahuaca, pero no ha movido absolutamente un dedo y ha optado por dejar la responsabilidad a los gobiernos federal y estatal.
Enfrentó también la “toma” del palacio de ese municipio de la región Mixteca, pero su “papi”, acusado de cacique, Enrique Feria Rodríguez, se encargó de “solucionar” el problema. No obstante, la irritación transformada en Frente de Resistencia Indígena, persiste.
A finales de septiembre, cual cacique antes que edil, encabezó a un grupo de autoridades del ayuntamiento para retirar con violencia a comuneros que supuestamente invadían un predio.
Y tras ello, se fue a vacacionar a Las Vegas y a Arizona, Estados Unidos, para presumir desde ahí el nacimiento de su bebé. Para desgracia de los oaxaqueños, será diputado local, también por Morena, en la Legislatura que inicia a mediados de noviembre próximo.
LOS OMISOS
Las omisiones son muchas como muchos los ediles de Morena que han sido pasivos para atender la violencia, entre muchos otros rubros.
Con la ex perredista Juanita Cruz Cruz, en Huajuapan de León el crimen organizado reina y cada vez más; los asaltos a la orden del día y el caos por el transporte también.
¿Y qué tal con el Istmo de Tehuantepec? Juchitán con Emilio Montero, que este año no lo postuló Morena pero ganó la contienda por el PT, para reelegirse, por encima de la grave y criminal violencia, además de la pobreza y nulas acciones a favor de la población.
Tehuantepec con Vilma Martínez Cortés, sumida en la pobreza, inconformidades, asesinatos; Salina Cruz y Juan Carlos Atecas, ex morenista que quiso repetir con el Verde Ecologista y perdió, mientras vacía las arcas y desdeña protestas cotidianas.
Matías Romero, con edil suplente Manuel Solana que sigue los pasos de su antecesor: cerrar los ojos ante el crimen organizado, que asesina con armas de grueso calibre a la luz del día.
O qué decir de Saymi Pineda, que luce prendas costosas y pasea por el mundo, pero también tiene sumida a Pochutla en el descrédito, en el olvido, en la pobreza y la inseguridad.
¿Nochixtlán? Ahí está el caso de Lizbeth Victoria Huerta, que hasta el Presidente López Obrador tuvo que reconocer su involucramiento en la desaparición y asesinato de Claudia Uruchurtu.
El de Santa Lucía del Camino, Dante Montaño, se vistió del PT y se disfrazó de Morena para conseguir el triunfo, pero después se engolosinó con el presupuesto; en los últimos días, ola de asaltos y el hallazgo de una casa de seguridad; quiso repetir en el cargo por el PT pero fue sancionado por tribunales por violencia de género.
¿De dónde y desde cuándo es morenista Tania López? En los corrillos aseguran que su esposo el edil perredista Alejandro López Jarquín, le compró la candidatura… que ganó el 6 de junio con múltiples violaciones a la ley electoral, por lo cual fue desconocida.
Ejemplos abundan, ahí está el caso también de San Jacinto Amilpas, con Yolanda Santos, sancionada también por violencia de género y con una administración desastrosa.
FALLIDOS Y FALACES
Casos de la fallida Cuarta Transformación en los municipios hay muchos; lo inexplicable es que pese a ello, Andrés Manuel López Obrador tiene en Oaxaca una de las tres más altas preferencias a nivel nacional.
Por cierto, a muchos de esos ediles no les importó dejar tirado su ayuntamiento, en día hábil, y acudieron a una protesta, hace dos semanas, a la sede del Tribunal Electoral de Oaxaca, para respaldar a la candidata desconocida, Tania López.
Por cierto también, la mayoría de los presidentes municipales aquí citados, tienen afinidades y compromisos de todo tipo, incluyendo financiamiento, con el senador Salomón Jara Cruz, quien busca desesperadamente ser candidato a gobernador de Oaxaca.
Y también hay varios ediles electos que siguen esos pasos, como el de Santa Lucía del Camino, Juan Carlos García Márquez, pero ¿seguirán alineados y financiando la campaña de Jara Cruz? O pronto reorientarán su ruta.