Por Rubén Mújica Vélez
Los mensajes deshilvanados, frenéticos de una oposición mediocre carente de programa alternativo de Nación ha derivado en un amasijo ideológico en que los partidos opositores a la 4T responden a intereses patronales.
Signo de mediocridad absoluta, que ha propiciado el desorden en Morena, asaltado por aventureros y tribus avariciosas. Mientras el rumbo ideológico y económico del país lo sigue marcando el Presidente. ¿Acaso a 3 años se perciben decisiones radicales?
Veamos. La 4T como las 3 anteriores surgió cuando la desigualdad social amenazaba con derivar en confrontación social, en guerra civil. La corrupción que día a día se ha desenmascarado supera todos los saqueos de las 3 crisis anteriores. Aquellas tuvieron costos sangrientos espantosos. La actual ha avanzado con agresiones y crímenes padecidos por los deseosos de un auténtico cambio favorable al pueblo.
Pero con arrolladora hegemonía del lopezobradorismo y un partido enclenque, indeseable. Pero se ha ido construyendo una estructura económica favorable al pueblo, sin incurrir en mensajes ni medidas radicales.
Nuestro Gobierno ratifica su carácter REFORMISTA NO REVOLUCIONARIO insatisfactorio para peroratas “socialistas y anticapitalistas” que no prosperan. Mientras la oposición se mantiene terca, estéril en su exclusivo NO. Reitero que en época en que el capitalismo salvaje revela el escaso margen de gobiernos como el de EUA para decidir acciones drásticas, como las que adoptó hace 90 años Franklin Delano Roosevelt ante la Gran Crisis de 1929 y las amenazas de crisis sanitarias y ambientales, a nuestro gobierno se abren difíciles oportunidades siempre y cuando la respuesta del pueblo organizado, supere la enfermedad que padece el Partido Morena.
Ante su estructura invadida por el cáncer del oportunismo y la avaricia, el pueblo debe dar muchos pasos adelante. En esa posibilidad elevaría las metas de la 4T y sin mensajes frenéticos, sin estéril verbalismo, abriría brecha a un futuro menos injusto y en que los deseos del pueblo superarán las ambiciones reiteradas de una clase patronal voraz y extranjerizante. Luchemos por un México mejor.