Por: José Ángel Ruíz Cuevas
Las celebraciones por el año nuevo siempre nos dan una sensación del cierre de un ciclo y el comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas, nos establecemos nuevas metas, propósitos y objetivos a cumplir a lo largo de este nuevo año, sobre todo en nuestros ámbitos de desarrollo personal, profesional o académico. 2022 ha llegado y de la misma manera que un nuevo año representa un periodo retos y desafíos para nosotros como individuos, así pasa también para nosotros como sociedad dentro de un mundo globalizado, particularmente en lo que respecta a la reacción y el manejo de la pandemia ante la nueva oleada de contagios provocada por la nueva variante de Covid-19.
De acuerdo con la Agenda 2022 de la Fundación de las Naciones Unidas, el control de los contagios y la recuperación a un estilo de vida anterior a la pandemia siguen siendo el reto primordial para toda la comunidad internacional. Se debe de reconocer la gran labor y el esfuerzo que ha hecho la comunidad científica para poder desarrollar diversas vacunas para poder contener una enfermedad de la que no sabíamos absolutamente nada hace 3 años. Sin embargo, el surgimiento de la nueva variante ómicron del virus debe de considerase como una llamada de atención para el mundo. Lamentablemente, la respuesta ante la emergencia sanitaria no ha sido coordinada, en vez de ver una acción de colaboración y solidaridad entre todos los países del mundo para enfrentar la pandemia, tenemos un escenario en el que cada país adopto su propio plan de contingencia llevando a acciones fragmentadas, liderazgos tibios e incluso en algunos casos avivando conflictos geopolíticos y sociales.
Un hecho que no debe ser ignorado por la comunidad internacional es el acceso desigual a la vacuna en el mundo, mientras que Canadá ha podido comprar tres vacunas por cada habitante, países como Sudáfrica apenas han podido inmunizar al 27% de su población. A día de hoy, tan solo un 47% de la población del mundo ha recibido la vacuna y esta dinámica en la que los países más ricos han acaparado las vacunas, solo prolongará la pandemia.
Pero ¿Si Canadá tiene vacunas para poder inmunizar tres veces a toda su población, por qué solo el 75% de su población se ha vacunado? Otro reto global, que debemos enfrentar como sociedad, es el de la desinformación y el fenómeno de la posverdad que solo se ha hecho más notorio con la pandemia y de nueva cuenta el acceso desigual, en este caso al conocimiento, aparece como una de las causas principales. El hecho de que como sociedad tengamos en tan baja estima a la ciencia es producto de toda una serie de malas estrategias de difusión de las misma, tanto en el alcance como en los contenidos.
Otra de las consecuencias de este nulo interés de invertir en el desarrollo científico también tiene como consecuencia otro de los grandes retos que enfrentamos como humanidad y es el del cambio climático. De la misma manera que los gobiernos se han visto tibios en reaccionar a la pandemia, ha sucedido con el cambio climático ya que no han existido acciones contundentes para poder enfrentar dicha crisis. A pesar de todas las palabras bonitas que han pronunciado diferentes líderes globales, la realidad es que no ha existido un compromiso por frenar la contaminación ni minimizar los estragos producidos por el calentamiento global que se han ido resintiendo cada vez más. Y al igual que con la pandemia, serán los países más desfavorecidos los que sufrirán los peores efectos derivados de esta crisis como hambrunas, sequías en unas partes del globo e inundaciones en otras.
La cooperación y la búsqueda de un objetivo común es clave para poder superar cada uno de estos retos, así lo demuestra el caso más reciente en que la diplomacia y esa búsqueda de soluciones pacificas previnieron el primer conflicto internacional por el suministro de agua. Egipto, Sudan y Etiopía firmaron un acuerdo para garantizar un uso eficiente de los recursos que ofrece el río Nilo, fuente de vida y civilización desde hace 5000 años. Etiopía tuvo que sacrificar su oportunidad de ser una potencia energética en la región con la construcción de una represa hidroeléctrica, previniendo así una grave crisis por el control del río.
Lo anterior, es solo un ejemplo de lo que la humanidad debe estar dispuesta a hacer para poder prevenir futuras crisis y superar los retos que este nuevo año nos está imponiendo, y eso considerando que los aquí mencionados son solo la punta del iceberg. Se debe buscar una cooperación conjunta dejando de lado las acciones fragmentadas.
De no hacerlo, nos encontraremos en un escenario de una “Tragedia de los Comunes” como describió Marcus Olson, cada país buscando su propio beneficio bajo una lógica racional terminan sobreexplotando los recursos provocando crisis.
Twitter: @AngeloRuiz96