Por Gerson Hernández Mecalco*
Se está enseñando a la inteligencia artificial (IA) a volar aviones de combate. Lo anterior no es una hipótesis, sino una afirmación; lo que es una interrogante es si ¿Se puede confiar en la tecnología?
De acuerdo con el artículo: “El auge de los pilotos de combate con IA”, de la periodista y doctora en teoría política por la Universidad de Oxford, Sue Halpern en la revista The New Yorker, hay muchas dudas al respecto. Dentro del programa Air Combat Evolution existen más de 600 proyectos del Departamento de Defensa de los EE. UU que están incorporando IA a la guerra. Este año se estima invertir más de mil mdd en esta tecnología.
Por ejemplo, una mañana linda y despejada, como dice la canción de Café Tacvba, “de mayo pasado, un piloto despegó del Aeropuerto Internacional de las Cataratas del Niágara y se dirigió al espacio aéreo militar restringido sobre el lago Ontario”. Era un jet checoslovaco reutilizado “L-39 Albatros” con la insignia de la Fuerza Aérea de los EE. UU. “La bahía frente a la cabina estaba llena de sensores y procesadores de computadora que registraban el desempeño de la aeronave. Durante dos horas, el piloto voló en sentido antihorario alrededor del lago. Los ingenieros en tierra, bajo contrato con la Agencia de Investigación del Departamento de Defensa, coreografiaron cada giro, cada cabeceo y balanceo, en un intento de hacer algo sin precedentes: Diseñar un avión que pueda volar y participar en combate aéreo, sin un piloto humano que lo opere”.
Sin embargo, la relación de los algoritmos y los aviones tiene su historia. Los antecedentes se remontan al primer sistema de piloto automático, que consistía en conectar un giroscopio a las alas y la cola de un avión. Su debut fue en el marco de la Primera Guerra Mundial en 1914, una década después de que los hermanos Wright despegaran. Actualmente la tecnología permite observar a un avión de combate equipado con IA ejecutar giros más cerrados, asumir mayores riesgos y realizar mejores tiros que los pilotos humanos. La Fuerza Aérea de los EE.UU quiere transformar el rol de un piloto, no eliminarlo por completo, y aspiran a que permanezcan monitoreando las aeronaves.
De acuerdo con la Agencia de Investigación, “un avión de combate con características autónomas permitirá a los pilotos convertirse en “gerentes de batalla”, dirigiendo escuadrones de aviones no tripulados ´como un entrenador de fútbol que elige a los miembros del equipo y luego los ubica en el campo para ejecutar jugadas´”. En 2024, se prevé que cuenten con cuatro L-39 habilitados para que la IA vuele en el lago Ontario. No hay garantía de que haya un 100 por ciento de éxito. Los expertos dicen: “Estamos en la etapa de ‘caminar’ de un proceso de ‘gatear, caminar, correr'”. La confianza también será crucial porque, con aviones volando a velocidades de hasta 500 millas por hora, los algoritmos no siempre podrán mantener informados a los pilotos.
Ya casi para terminar, no solo EE.UU trabaja con esta tecnología. Rusia desarrolla tanques robóticos, drones y sistemas de vigilancia. En China han convertido los aviones de combate “en drones suicidas autónomos que pueden operar juntos como un enjambre”. Y Libia lanzó un dron autónomo con “procesamiento de imágenes en tiempo real” para identificar y matar a los enemigos. Los expertos afirman que “todo el mundo es un héroe en el simulador… Para desencadenar la ecuación de confianza, tienes que tener otra pieza de metal viniendo directamente hacia ti”. Pero lo que se está implementando no es ninguna simulación, sino es tecnología que se utilizará en la próxima guerra.
Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM, @gersonmecalco