Al determinar que son infundados los argumentos de la saxofonista María Elena Ríos Ortiz, para apartar del caso a la jueza María Teresa Quevedo Sánchez, a quien también señaló de actos de corrupción y parcialidad porque no le dio la razón como ella exigía, la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal Colegiada del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca (TSJO) determinaron que su acusación es “notoriamente improcedente”.
La recusación (apartar del caso), es dentro del derecho procesal una forma de apartamiento de un juez de un proceso, cuando una parte considera que su imparcialidad se encuentra en duda y esta había sido solicitada por la saxofonista con la jueza Quevedo Sánchez, como también lo hizo con el juez Teódulo Pacheco, es decir intimida y amedrenta al Poder Judicial del Estado, para obtener una sentencia a modo.
En su resolución del pasado 17 de octubre la Sala Penal, señala que “no se advierte que la hoy recusada que en el procedimiento hubiera intervenido como Ministerio Público, Defensora, Asesora Jurídica, denunciante o querellante y menos aún, que hubiera ejercido la acción penal particular; tampoco que hubiera actuado como perito, consultora técnica, testigo o que tuviera un interés directo en el procedimiento”.
Tras el fallo en contra, la saxofonista y su abogada, Diana Cristal González Obregón, han iniciado una andanada mediática desde la Ciudad de México contra el Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca para forzar el cambio a un nuevo juez que se pliegue a los caprichos de ambas, para desvirtuar la ley y obtener los 85 millones de pesos que exigen por la reparación del daño. El asunto lo volvieron económico y mediático, no jurídico.
Es evidente que María Elena Ríos ha aprovechado la coyuntura no solo para mentir y alterar la realidad de los hechos, sino para obtener dividendos políticos como la postulación a diputada federal y también su nueva faceta como empresaria, con el lanzamiento de su marca de perfumes, utilizando el movimiento feminista y los medios de comunicación para lograrlo. ¿De dónde obtendría el dinero para tal empresa?
Por ello a lo largo del proceso, donde se ha beneficiado económicamente con recursos públicos, la saxofonista no ha tenido empacho en insultar y descalificar a cada juez o jueza que no le consienten sus excesos, agrediéndolos públicamente como parte de una estrategia para demeritar al poder judicial oaxaqueño y pidiendo su cambio por cualquier disparatado argumento.
Su obsesión ha sido obtener una sentencia condenatoria con presiones mediáticas y políticas y, hasta hoy, han resistido los jueces del Poder Judicial oaxaqueño que seguramente no se dejarán intimidar para impartir justicia.