Por Cristian Salazar
De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE), el porcentaje de participación ciudadana en las elecciones federales de este 2021 fue de alrededor del 52%. Esta es la mayor participación en una elección intermedia del país desde hace más de 20 años. Recordemos que el pasado domingo se eligieron más de 20 mil puestos de elección popular, por tal razón fue denominada la elección más grande de la historia de nuestro país.
Independientemente de los resultados obtenidos por cada partido, es importante que la ciudadanía reconozca que su participación política no acaba después de depositar su boleta en las urnas, al contrario, se trata de un ejercicio permanente y amplio. Aunque el voto es el mecanismo de participación política más común en las democracias liberales, entre otras cosas, porque es un ejercicio relativamente sencillo, existen otras vías para que la ciudadanía pueda seguir incidiendo en lo público.
En primer lugar, las y los ciudadanos deben estar interesados e informados sobre lo que acontece a su alrededor. Al disponer de más y mejor información, las personas tienen más elementos que les ayudarán a comprender la realidad e incidir en ella. Sin duda, la información es poder.
Segundo, las personas deben organizarse y participar de manera colectiva en la atención de los problemas que les afectan. Para construir una sociedad más justa y con más oportunidades es necesario actuar con base en la empatía, dejando de lado el individualismo y el egoísmo. Pensar y actuar de forma colectiva no es nada del otro mundo, en la entidad podemos encontrar una diversidad de ejemplos de cómo los pueblos se organizan y trabajan por el bienestar común.
En tercer lugar, y una vez que los actores políticos tomen y ejerzan el puesto para el cual fueron electos, la ciudadanía debe vigilar y exigir el cumplimiento de las propuestas que presentaron durante campaña. Es indispensable que exista un diálogo constante entre la ciudadanía y los servidores públicos o representantes, y no únicamente cuando se busca el voto.
Por último, debemos pedirles a nuestras autoridades que rindan cuentas. Al ejercer recursos públicos es su obligación informar cómo, cuándo y en dónde se gastó el dinero de todos.
La participación ciudadana es fundamental para que las cosas cambien. No debemos esperar que una persona o partido tengan todas las soluciones a los problemas que nos afectan. Solo con una sociedad informada, organizada y participativa es posible una sociedad más justa y con oportunidades para todos.
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