La ciudad de Jilin al noreste de China se encuentra bloqueada parcialmente por temor a un “mayor riesgo” de propagación del coronavirus, debido a la aparición de un grupo local de casos de la COVID-19 que ha alimentado el miedo a una segunda ola de infecciones en aquel país.
Autoridades chinas ordenaron el cierre parcial de sus fronteras, la suspensión de los servicios de autobuses y el cierre de las escuelas, por lo que sus estudiantes deberán volver a las clases en línea, después de que habían regresado a las aulas el pasado 7 de abril.
En un comunicado, el gobierno de dicha ciudad indicó que todos los cines, gimnasios cubiertos, cibercafés y otros lugares de entretenimiento que habían reiniciado operaciones, tendrán que cerrar de inmediato. Mientras que las farmacias deberán informar todas las ventas de medicamentos para la fiebre y antivirales.
Además, dijo que sólo permitirá que los residentes salgan de la ciudad si han resultado negativos para COVID-19 en las últimas 48 horas y completan un período no especificado de “estricto autocontrol de aislamiento”.
La decisión fue tomada después de que el vicealcalde de Jilin advirtiera este miércoles, que se trataba de una situación “extremadamente severa y complicada”, luego de que se diera a conocer la localización de un grupo de infecciones en el suburbio de Shulan durante el fin de semana.
Recientemente en Shulan se registraron seis nuevos casos el miércoles, llegando a 21 en este rebrote, que comenzó con la infección del empleado de una lavandería.
Por ello, Jilin, que tiene una población de más de cuatro millones y se encuentra ubicada en la provincia homónima de Jilin, que limita con Rusia y Corea del Norte, replicó lo hecho en Shulan de cerrar el transporte público, incluidos los trenes que salen de la ciudad.
Desde enero, en China se detectaron 82 mil 926 contagios y 4 mil 633 muertes a causa del COVID-19. Hasta ahora no se ha informado de nuevos fallecimientos en China desde el 7 de abril.