Este 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha en la que miles de mujeres se movilizan en todo el mundo exigiendo un alto a la violencia y asesinatos de las que son víctimas como género.
Lo que no muchos saben es que fue el sangriento asesinato de tres hermanas dominicanas lo que dio origen a esta fecha. La historia se remonta a la República Dominicana en 1960, durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, quien gobernó durante 30 años el país en lo que se considera uno de los regímenes más sangrientos de América Latina.
Las protagonistas son las hermanas Mirabal, cuatro mujeres que se destacaron por la vida pública del país por su activismo político abiertamente en oposición al régimen de Trujillo. Tenían entre 26 y 36 al momento de ser asesinadas, y eran madres de cinco hijos.
Habían crecido en el seno de una familia rural acomodada, hijas de Enrique Mirabal, un reconocido hombre de negocios en la región. Sin embargo, cuando el dictador llegó al poder, su familia perdió casi la totalidad de su fortuna.
Ante la grave situación, dos de ellas -Minerva y María Teresa- decidieron unirse a la Agrupación Política 14 de junio, un grupo de oposición y resistencia. Allí las hermanas eran conocidas como Las Mariposas, debido a que con ese nombre Minerva se nombraba en los mitines.
Ser oposición -como en toda dictadura militar-, implicaba ser perseguido. Prácticamente toda República Dominicana era controlada por el Servicio de Inteligencia Militar.
Minerva y María Teresa llegaron a ser encarceladas, violadas y torturadas en múltiples ocasiones antes de ser asesinadas. El 18 de mayo de 1960, fueron juzgadas junto a sus maridos “por atentar contra la seguridad el Estado dominicano”, por lo que recibieron una sentencia de tres años de prisión.
Sin embargo, tres meses después, el dictador Trujillo ordenó que las dos hermanas fueran liberadas, mientras que sus esposos permanecieron preso. Esto era parte de una estrategia cuya tarea última sería quitarle la vida a las activistas.
Poco después, Trujillo ordenó al general Román, jefe las cárceles del país, que trasladara a los maridos de Minerva y María Teresa a la cárcel de Salcedo (donde ellas vivían) con la supuesta razón de reducir las distancias y facilitar que visitaran a sus esposos.
Al mismo tiempo el dictator había ordenado que cuando ellas se dirigieran hacia la cárcel donde estaban sus maridos fueran emboscadas y asesinadas, simulando que se había tratado de un accidente automovilístico.
El siniestro plan se llevaría a cabo entre el 18 y 22 de noviembre, pero al verlas acompañadas de sus hijos, los militares desistieron. Esperaron al 25 de noviembre, cuando ellas viajaban acompañadas únicamente de Patria, otra de sus hermanas, y el chofer, Rufino de la Cruz.
Pese a que Patria Mirabal no se desenvolvía tanto en la vida política del país como sus otras dos hermanas, las apoyaba y les prestaba su casa para que guardaran armas y herramientas del grupo de oposición.
Fue así que el 25 de noviembre de 1960, cuando Minerva, María Teresa, Petra y Rufino regresaban de visitar a los dos hombres en la cárcel de Salcedo, fueron interceptadas por un auto tipo Volkswagen escarabajo. Un grupo de hombres armados obligó a las mujeres y el chofer a subir a ese coche. Fueron trasladadas a su propia casa, donde se consumó el brutal asesinato.
Allí, los militares las asfixiaron con pañuelos de seda. No se oyó ningún grito pese a que la casa era de adobe y caoba.
Mientras agonizaban, las apalearon. Los cuerpos de las cuatro víctimas fueron subidos a un jeep que fue arrojado al fondo de un barranco con la intención de simular un accidente vehicular.
La historia cuenta que antes de morir, Minerva exclamó: “¡Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte!”.
Fue así como el Estado les arrancó la vida a tres de las hermanas Mirabal, dejando únicamente a Bélgica Adela “Dedé”, quien no tuvo un papel activo en la oposición contra Trujillo.
A la larga lista de torturas y desapariciones en el país se sumó el asesinato de las tres hermanas Mirabal, que se convirtió en un detonante para que la sociedad manifestara su hartazgo contra el dictador, quien finalmente fue asesinado el 30 de mayo del año siguiente.
21 años después del asesinato de las Minerva, María Teresa y Petra, en 1981, el 25 de noviembre fue declarado el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres durante el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, llevado a cabo en la ciudad de Bogotá, Colombia.
En su atenta lectura de este suceso histórico, Alejandra Oberti, directora del Archivo Oral de Memoria Abierta de la carera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires hasta 2016, asegura que esta fecha constituye “un acto de memoria por parte de las mujeres que paticiparon de aquel Primer Encuentro Feminista Latinoamericano.
Ellas fueron las primeras. Sería hasta 1999 que la Organizacion de las Naciones Unidas incorporaría la fecha.