Por Gerson Hernández Mecalco*
Detrás de las cámaras de una película, hay personajes que no dejan de ser políticos por naturaleza. “Me llamo Sacheen Littlefeather. Soy una Apache y presidenta del Comité Nacional de Imagen Afirmativa de los Nativos Estadounidenses… Vengo en representación de Marlon Brando y me ha pedido que les diga… que lamentablemente rechaza este generoso galardón (por) maltrato de los indios estadounidenses en la industria cinematográfica… Les agradezco en nombre de Marlon”.
Este fue el discurso de la activista pro-derechos de los indios “Pequeña Pluma”, en representación de Marlon Brando, quien rechazó en la ceremonia número 45; la estatuilla obtenida al mejor actor por su extraordinaria interpretación del mafioso Vito Corleone en “El Padrino”, de Francis Ford Coppola. Pero, la noche del 27 de marzo de 1973, no es un caso aislado en la historia política de los Premios Óscar, que comenzó en el fatídico 1929 y que ha recorrido otros pasajes maniqueos, como en el mandato de Donald Trump; quien molesto por las críticas a su gobierno; comentó en su cuenta de Twitter: “Los Óscar con menor audiencia de la HISTORIA. El problema es que ya no tenemos estrellas, excepto su presidente”.
No conforme, con ese acto de provocación, esa misma noche, durante la entrega de los Premios de la Academia, convocó a una gran fiesta en su residencia presidencial. Información de las audiencias norteamericanas afirman que seis de cada 10 cambian de canal cuando en los discursos de los galardonados se enfocan a temas políticos. Por otra parte, los antecedentes a estas protestas se originaron en los años 30´, cuando actores, directores y escritores de Hollywood, intentaron boicotear la premiación acusando a los productores de recortar sus salarios injustamente.
Ya casi para terminar, hace cinco años (2016) se nominó a un solo intérprete afroamericano; lo que causó otro llamado a boicotear la ceremonia; encabezados por Spike Lee. Además, algunos críticos señalaron que películas como “Coco”, basada en la celebración mexicana del Día de Muertos, y que fue premiada como la mejor película animada en ese año, fue motivado debido a que se celebraba la cultura y las tradiciones mexicanas, en un momento en el que el presidente Trump endureció su discurso xenófobo.
Estos premios son entregados por parte de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas; que paradójicamente reconocen el “activismo social de los profesionales en la industria cinematográfica”, que incluye actores, directores y escritores. La primera ceremonia se celebró en Los Ángeles en mayo de 1929, en honor a la producción de los dos años anteriores. El próximo domingo 25 de abril se conmemorará la edición 93 de la premiación, y la gran pregunta es si observaremos una nueva actuación en la historia política de los premios; a pesar de los cuestionamientos de la prensa. Tal vez Marlo Brando, en la noche de 1973 inspiró su decisión en Michael Corleone cuando afirmó en “El Padrino”, “¿De qué sirve confesarme, si no me arrepiento?”
#OtrosDatos En México viven casi 40 millones de niñas, niños y adolescentes; más de la mitad se encuentran en situación de pobreza; y 13 millones viven con carencias en su primera infancia. Por esta causa 449 colectivos anunciaron el llamado al Pacto por la Primera Infancia, para que candidatos a un puesto de elección, se comprometan por la niñez mexicana. ¿Qué partido atenderá más a la niñez mexicana?
*Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM, @gersonmecalco