Por Rubén Mújica Vélez
El próximo 10 de abril se cumplirán 103 años del proditorio crimen del líder indiscutido de la lucha campesina/indígena por la tierra. Divulgar este texto es un modesto tributo a su memoria.
Luz Jiménez, indígena de Milpa Alta relató: “Cuando se fueron para abajo los zapatistas-digamos para Cuernavaca -llegaron a un monte que se llamaba el Cerro del Jilguero. Allí puso Zapata su campamento. Y aunque sabía que iba a perder, no le faltó el ánimo.
“Así hablo Zapata con sus soldados. ¡Síganme hasta que se acabe el último cartucho! Y si me matan, váyanse. Que no se pierdan Everardo González, Andrés Campos y Melchor Campos. Y si no me quieren seguir, váyanse a la Tierra Fría. No me sigan. Aquí hay para que coman en el camino. Entren a México. ¡Allí no les pasará nada!
Antes de esto, ya habían alcanzado a los zapatistas en el llano de Salazar. Los sitiaron para que no se pudieran escapar. Una señora Francisca González, mi tía, de San Lorenzo Tlacoyuca, arriba de Milpa Alta, se fue a Salazar. Los carrancistas habían matado a su marido y ella no tuvo miedo de seguir a los zapatistas. Y de allí nadie podía escaparse.
La lazaron con una reata; pero rápido se salió de la reata que traía en la garganta. Así es que huyó hacia México. Cuando se fueron los soldados a Tierra Fría dejaron solo a Zapata en el Cerro del Jilguero y se dice que Zapata fue engañado. Fue un general llamado Amaro (¡sic! Fue Jesús Zapata) el wie engañó a Zapata. Dijo: “Ya vine a unirme con ustedes. Ya no soy carrancista. ¡Hoy soy zapatista,!
Zapata estaba muy confiado. Creyó a Amaro y se unió a ellos como si fuese un soldado. Y luego Amaro (¡sic!) mató a Zapata”
Copiado del libro “De Porfirio Díaz a Zapata” de Fernando Horcasitas.
¡10 de abril de 1919 no se puede olvidar!
En mi libro “La rebelión de la semilla”, registré la versión popular que afirma “allá por Tejupilco en las noches se oye y ve el caballo blanco de Miliano”