Por Mitzy Violeta
“Nos preguntan ¿tú eres feministas? nosotras no conocemos esa palabra todavía, muchos pueblos todavía no saben lo que esa palabra significa, lo que sabemos es que tenemos que ocupar espacios (…) para defender lo que está muriendo y en este momento es nuestro nuestro planeta lo que está muriendo y necesitamos fortalecernos” estas son las palabras de una de las participantes de la Asamblea Cura Da Tierra que reunió a mujeres indígenas defensoras del territorio de toda Latinoamérica para conversar sobre la necesidad de curar el cuerpo de las mujeres para curar los territorios y fortalecer los procesos de resistencia. Mujeres que no siempre se nombran feministas pero que luchan por sus comunidades y su propia autonomía.
El 08 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, se trata de una fecha que ha sido reivindicada por movimientos feministas en todo el mundo para decir que no es un día de celebración. El 8M tendría que ser una fecha que permita visibilizar las violencias y desigualdades de género y hablar sobre ¿qué implica ser mujer o disidencia en una sociedad patriarcal? Las mujeres somos diversas, habitamos distintos territorios y somos atravesadas por distintas desigualdades, pero no siempre escuchamos todas esas historias de lucha. Por ejemplo, poco escuchamos de las historias de mujeres indígenas que defienden sus territorios, el agua, los saberes, las semillas y que son atravesadas por violencias hacia su comunidad, pero también por el ser mujeres.
Las desigualdades de género nunca actúan solas y podemos observarlo cuando contamos historias de mujeres defensoras que a pesar de la violencia patriarcal y extractiva siguen resistiendo, como es el caso de María Choc en Guatemala. Una mujer Maya- Q’eqchi, traductora que defiende su territorio contra el monocultivo y que apoya a mujeres de su comunidad en situaciones de violencia. María Choc es atravesada por las dinámicas de violencia contra las mujeres que se articula con la violencia que está viviendo toda su comunidad por parte de empresas y el gobierno para promover el monocultivo de palma aceitera y que las comunidades otorguen sus tierras. María Choc ha sido criminalizada por el propio estado de Guatemala por defender su territorio.
La historia de María Choc muestra que las desigualdades y la violencia no se aíslan, sino que se complementan y se hacen más fuertes. Las mujeres indígenas defensoras del territorio se enfrentan a distintos obstáculos como el poco acceso a los espacios de toma de decisión sobre sus territorios. En México en 2019 sólo 3 de cada 10 mujeres que viven en localidades rurales contaban con la propiedad social de la tierra (RNA, 2019) a pesar de que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) ha reconocido el papel relevante que tienen las mujeres en la preservación de la biodiversidad, de las semillas y prácticas agroecológicas que permiten la sostenibilidad de los hogares en comunidades rurales. En 2016 las mujeres rurales representaban el 29 % de la fuerza laboral, responsable de más del 50% de la producción de alimentos (ILC LAC, 2017). Es importante decir que las desigualdades también se relacionan con la violencia ejercida contra mujeres defensoras en donde, de acuerdo con el reporte de Global Witness (2021) más de 1 de cada 10 personas defensoras asesinadas en 2020 eran mujeres, sin embargo se aclara que las mujeres suelen enfrentar amenazas específicas de género como la violencia sexual. Entre 1994 y 2013 se registraron, por parte de Amnistía Internacional, 60 agresiones sexuales contra mujeres indígenas y campesinas por parte de las fuerzas armadas.
La respuesta ante la violencia extractivista y patriarcal ha sido el curarnos entre nosotras, así lo muestran los procesos de cuidado colectivo que han iniciado mujeres defensoras del territorio en donde promueven espacios para hablar, compartir y sanar las violencias que enfrentan como mujeres y como parte de una comunidad en resistencia. Algunos ejemplos recientes que han sucedido en el marco del 8M son: la asamblea de mujeres indígenas Cura Da Terra, el Encuentro Regional: Mujeres y Disidencias “El Istmo es Nuestro” donde se manifestó que ni los territorios, ni los cuerpos de las mujeres y disidencias son mercancía y Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan por la vida realizado en la región cholulteca de Puebla.
Este #8M debe generar reflexiones en torno a las luchas de las mujeres que resisten desde distintos territorios y contextos aunque su lucha no tenga etiquetas, es necesario nombrarnos diversas para seguir resistiendo.
*Activista por la justicia climática y la defensa del territorio
Tw: @mit_vio