Tuvieron que sentarse bien lejos de los hombres, y el sitio estuvo casi que vacío, pero miles de mujeres iraníes con gorros de arlequín y la cara pintada pudieron alentar a su selección nacional el jueves dentro de un estadio de Teherán, en el primer partido internacional en el que se les permitió estar presentes en décadas.
En lo que muchos consideraron fue una victoria en la lucha de las mujeres en Irán para poder estar en competencias deportivas, las que acudieron se arroparon con los colores rojo, verde y blanco de la bandera nacional, y disfrutaron la goleada 14-0 del equipo nacional ante Camboya en el estadio Azadi (Libertad).
Irán enfrentaba un posible veto de partidos internacionales por decisión de la FIFA si no permitía la asistencia de mujeres al encuentro.
“Estamos tan felices de que finalmente tenemos la oportunidad de ir al estadio. Es una sensación extraordinaria”, dijo Zahra Pashaei, una enfermera de 29 años que solamente había visto partidos de fútbol por televisión. “Al menos para mí, son 22 o 23 años de anhelos y lamentaciones”.
El grito de una mujer desde un minibús que pasaba antes del partido retrató la ocasión: “¡Por fin estamos aquí!”
A la fecha, la teocracia radical islámica de Irán no está dispuesta a ir hasta donde desearían algunas mujeres. Las autoridades anunciaron que sólo permitirían a las mujeres asistir a partidos internacionales de fútbol
Las mujeres tienen prohibido asistir a muchas competiciones deportivas en Irán desde 1981, al inicio de la Revolución Islámica en el país.
Irán era el último país en el mundo que prohibía las mujeres asistir a partidos de fútbol. Recientemente, Arabia Saudí comenzó a permitirlo en los partidos de fútbol en el reino.
Por exigencia de la FIFA, Irán asignó 4.000 boletos para mujeres en un estadio con capacidad para 80.000 personas y las mantuvo separadas de los hombres y bajo protección de mujeres policías vestidas con chador. Las mujeres se sentaron al menos a unos 200 metros (yardas) de los pocos miles de hombres en el estadio.
“Ya nada puede detenerse o revertirse”, dijo en un comunicado el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. “La historia nos ha enseñado que el progreso se da en fases, y esto es el inicio de una travesía”.
Mujeres iraníes con los rostros pintados han animado a la selección en el extranjero pese a la prohibición decretada en 1981 tras la Revolución Islámica.
El partido por las eliminatorias de Copa del Mundo de 2022 coronó gestiones de décadas para que las mujeres iraníes acudiesen a las canchas de fútbol, algo a lo que la teocracia chií en Irán aún se opone.
La selección iraní goleó 14-0 a Camboya. Los locales anotaron el primer gol a los cinco minutos, con un disparo de larga distancia del mediocampista Ahmad Nourollahi. En la televisión estatal, controlada por los conservadores, que transmitió el partido en vivo, una imagen de espectadores entusiastas incluyó a mujeres eufóricas. Los iraníes siguieron con otro gol a los 10 minutos.
Los reclamos se acentuaron el mes pasado, cuando una mujer iraní detenida por disfrazarse de hombre para entrar a un estadio murió tras inmolarse luego de conocer que podía ser sentenciada a seis años en prisión.
La inmolación de Sahar Khodayari, de 29 años, que fue apodada la “Muchacha Azul” por su pasión por el club iraní de fútbol Esteghlal, se convirtió en tendencia en las redes sociales en la República Islámica.
En el partido el jueves, un reportero de la agencia oficial IRNA difundió un video de agentes de policía con el chador negro que trataban de sujetar a una mujer que decían llevaba un cartel en honor a Khodayari. Se pudo escuchar que la gente alrededor clamando que la soltaron. El reportero contó en Twitter que la mujer pudo zafarse y salió corriendo.
Activistas fuera de Irán siguen guardando recelo hacia las autoridades de Teherán.
Amnistía Internacional calificó la última medida como “un cínico ardid publicitario de las autoridades con la intención de limpiar su imagen”.
Los ultraconservadores y los clérigos chiíes tradicionales, argumentando su propia interpretación de la ley islámica, dicen que mujeres y hombres deben estar segregados en eventos públicos y las mujeres no deben estar presentes en competencias deportivas de hombres. Han mantenido un severo control de las normas sociales desde la Revolución Islámica, que decretó que las mujeres se cubran el cabello y luzcan el chador negro cuando trabajan en empleos del gobierno.