Por Gerson Hernández Mecalco
La confianza en los medios de información continúa disminuyendo en el mundo. En un año se redujo de 44 a 42 por ciento, de acuerdo con “Digital News Report 2022” elaborado por el Instituto Reuters y la Universidad de Oxford (encuesta en 46 países a más de 93 mil participantes). En México este indicador se mantiene desde 2019 con 37 por ciento, pero 12 por ciento menos que hace cinco años. Los temas de cambio climático, noticias negativas o deprimentes y debates políticos son las causas del alejamiento de la información por parte de las audiencias. En otras palabras, a los receptores no les gusta leer, escuchar o saber que algún día se van a morir a causa del calentamiento global, o por malas decisiones de políticos, o la matanza masiva de focas. Para Nic Newman, coordinador del estudio, “los temas que los periodistas consideran importantes, como las crisis políticas, los conflictos internacionales y las pandemias, parecen ser los que alejan a algunas personas”.
Asimismo, la confianza en los medios de información cayó en la mitad de los países estudiados, y solo aumentó en siete, lo que muestra un cambio en el comportamiento generado por la pandemia, que causó interés y la atención de la información en los medios. En algunos casos particulares como EE. UU. solo el 26% del público confía en la veracidad de las noticias, lo que significa que la polarización del presidente Trump sigue vigente. Por otra parte, en el mundo el 15% de las respuestas de personas entre 18 y 24 años responden que se informan a través de TikTok y que no confían en los periódicos, radio y televisión.
En México el reporte señala que la industria noticiosa es como cualquier otra: “Enfrenta desafíos de nuevas plataformas, grandes conglomerados y cambios de hábitos de consumo. Pero en otros aspectos, es muy diferente ya que tiene que lidiar con los ataques diarios del presidente a su credibilidad, mientras los periodistas siguen siendo asesinados. En julio de 2021 se agudizó su relación con los medios a partir de la sección semanal de ¿Quién es quién?”, donde se señalan las historias falsas, desde la óptica del patíbulo de Palacio Nacional.
En el mismo apartado se señala: “El presidente suele clasificar a los medios en dos grupos: los “buenos”, los que favorecer sus políticas de transformación e informan consignativamente sobre su gestión, y los “malos”, a los que considera neoliberales y que, a sus ojos, representan un pasado corrupto. En este último grupo están: El Universal, Reforma, Grupo Imagen y Latinus… También enfrenta repetidas críticas al columnista Carlos Loret de Mola”, quien por cierto es más popular que cualquier político de la oposición. “En febrero, los ataques contra este periodista generaron que un grupo de políticos, medios y líderes de opinión organizaran en Twitter Space, un streaming, con el hashtag #TodosSomosLoret donde más de 60 mil personas escucharon las críticas a la relación del gobierno y los medios”. ¿A poco tendremos una tropicalización de Zelensky en 2024?
Ya casi para terminar se destaca el creciente número de periodistas asesinados en México; 145 entre 2000 y 2021, en este último año siete fueron asesinados; y otros ocho han muerto durante los tres primeros meses de 2022. La mayoría de los periodistas asesinados cubrían las fuentes de política y seguridad. “Alguno recibió advertencias antes de ser asesinado como Lourdes Maldonado López, quien lo manifestó al presidente en una mañanera en 2019 para apelar por su protección”. En información que “no es falsa, pero se exagera”, en México la mayoría de las marcas de noticias intentan adaptarse a los gustos del público más joven, y generan contenido activamente en Instagram, TikTok, podcasts y otras aplicaciones, para poder generar clicks a sus plataformas.
Para las conclusiones de estos datos recuerdo lo que la analista de medios Adriana Amado menciona en Las metáforas del periodismo, al afirmar que: “Son las malas noticias las que alejan a la audiencia de la información. El dato surge de estudios sistemáticos que se vienen haciendo desde la década de los 60´ que muestran que, lejos de esa suposición que se hacía, de que la gente quiere malas noticias, lo que se está constatando es que son las malas noticias las que alejan a la audiencia de la información. Con “malas noticias” me refiero a esas coberturas dramáticas en donde no hay escape, donde estamos mal y no hay forma de solucionarlo”. Ahí está el reto del periodismo, donde no se puede tapar la realidad con un dedo, como se intenta desde Palacio Nacional. Pero lo que es una realidad es que las noticias del fin del mundo alejan a las audiencias.
Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM, @gersonmecalco