A Porfirio Robles Ramos no le importó darle la espalda a Morena, su supuesto partido y por el que realizaba un falso activismo, pues al ser rechazado como candidato a presidente municipal por Santa Cruz Xoxocotlán, en lugar de seguir el camino de la Cuarta Transformación, regresó a pedirle perdón al priista Chente Castellanos.
Robles Ramos tuvo que regresar con el rabo entre las patas con quien fuera su jefe, luego de que al calor de las copas y bajo la intoxicación de drogas, llamara a Chente Castellanos “maricón”, “puto” y afirmara que era un “p3ndej0”, y dejara al descubierto la red de corrupción del Ayuntamiento alrededor de los operativos alcoholímetros, puesto que no sólo se utilizó la fuerza bruta para detenerlo, sino que quedó libre por ser un funcionario público, de los protegidos de Chente Castellanos.
Porfirio, alias El Peluco, le quitó toda la estructura de votantes que movió para que Chente ganara la Presidencia; ya se decía el candidato de Morena, sin embargo tras comprobar los señalamientos de trabajadoras municipales de acoso y hostigamiento sexual,además de extorsión, ya que este funcionario les quitaba el 30 % de su nómina por ingresarles a laborar, el instituto político determinó que no era un hombre de valores, ni de principios, mucho menos un luchador sociales; por el contrario formaba parte de un sistema de corrupción y violencia de género, por lo que fue descartado.
El duro golpe llevó al Peluco a rogarle a Chente Castellanos, a pedirle disculpas por llamarlo Maric0n y a ofrecerle su estructura política, traicionando a Morena, pues en lugar de hacer caso al llamado de unidad entre militantes al que convocó AMLO, se fue con el priista disfrazado de 4T, con tal de quedarse viviendo del Ayuntamiento, colocando a su esposa Karla Libeth Morales Celis, dentro de la planilla que Chente Castellanos lleva para su reelección.
