Por Ameyalli Valentín Sosa*
Hace unos días gracias a las redes sociales se hacía viral el caso de la selección femenil de americano. Entre muchas irregularidades y omisiones por parte de la Federación Nacional de la disciplina, el equipo mexicano no pudo viajar a tiempo a Finlandia, y en sus esfuerzos por encontrar patrocinios particulares las respuestas que encontraron, al menos en el caso del empresario Ricardo Salinas Pliego, fueron las siguientes: “A qué se comprometen, porqué ayudarlas a ustedes y no a la ciencia o a la educación: ¿Si las ayudo se traen el 1er. lugar? ¿Si no se traen el 1er lugar me pagan lo que invertí más un 33 por ciento extra (con contrato firmado por sus papás)? ¿Es mi obligación o del Gobierno ayudar?”.
Después de varios días de manifestación y presión mediática, las deportistas mexicanas lograron asistir al evento pero habiendo pospuesto su partido inaugural se quedaron sin posibilidades de obtención de medalla. La Selección Mexicana Femenil de futbol americano concluyó su participación con un triunfo de 28-0 frente a su equiparable de Alemania dejándolas en quinta posición.
Este hecho es la punta del iceberg en relación a un problema gravísimo sobre las políticas deportivas en nuestro país. Más allá del fútbol soccer, existen otros deportes con graves problemas estructurales que afectan a las y los deportistas en nuestro país: la corrupción en distintos ordenes, presupuestos insuficientes para creación de infraestructura y mantenimiento, pagos justos a las y los entrenadores, entre otros más.
Otro ejemplo: el ajedrez como deporte está por mucho fuera de los reflectores, y los resultados que obtiene nuestro país son prueba de ello. La Olimpiada Mundial de la disciplina que se llevó a cabo en su cuna histórica, India, y con las ausencias de los gigantes chinos y rusos que no participaron en la fiesta, el certamen concluyó dando algunas sorpresas, siendo la más evidente la ausencia de la selección estadounidense en el medallero final.
Para quien desconoce la dinámica del evento se concentraron 185 países quienes llevaron dos selecciones, una absoluta y una femenil, y cada equipo se conformó por cuatro integrantes y un quinto tablero suplente. Los encuentros enfrentaron a cuatro contra cuatro jugadores, dando como posibles resultados victoria, derrota o empate.
Al final del evento la selección absoluta mexicana terminó en lugar 69 después de 11 rondas de juego siendo número 62 en el listado inicial mientras que la selección femenil terminó en lugar 58 siendo el rankeado 54 al inicio de la competencia. Aún a pesar de encuentros destacados como el encuentro contra la selección de India 3 (el país sede jugó con tres selecciones) o la selección femenil peruana también hubo resultados desastrosos como la derrota contra la selección de Zimbabwe, selección que estaba muy por debajo de la mexicana.
Al final ambas selecciones mexicanas quedaron en lugares cercanos a su posición inicial pero bajando en el listado final. ¿Qué quiere decir esto? Claramente que ante una nula cultura ajedrecística en el país, aunado a otros problemas estructurales de fondo, el deporte- ciencia aún está muy lejos de dar los resultados que colectivamente nos gustaría obtener.
¿Cuál es la solución? Ninguna a corto plazo, sin embargo, creo que la misma Olimpiada mundial de Ajedrez nos dio un posible mapa de ruta. Entre las estrellas que destacaron se encontró el Gran Maestro de la India Dommaraju Gukesh de 16 años quien obtuvo la medalla de oro individual y la jugadora más pequeña del evento, Randa Seder quien a sus ochos años portó la bandera de Palestina siendo la primera vez que este país presentó a una selección femenil.
En este panorama volteemos a ver a India y a Palestina pues es a través de Randa que podemos ver la importancia de los referentes del deporte femenil y de la importancia de acercas a las niñas al ajedrez, mientras que el ajedrez de la India nos obliga a entender la importancia de apostar de manera seria al apoyo de generaciones jóvenes de deportistas. La Olimpiada mundial de ajedrez nos obliga a pensar que sólo a través de esfuerzos colectivos e individuales y de grandes apuestas a hilos de trabajo conjuntos se puede cambiar la realidad de los ajedrecistas, y en general de los deportistas, en nuestro país.
Politóloga- UNAM
Twitter: @AmeValentinS