A unos días de concluir el registro oficial de candidatos a contender en la renovación de las Alcaldías que se rigen por el sistema de partidos políticos, la capital oaxaqueña sigue siendo la manzana de la discordia tanto en grupos opositores como, al interior de los partidos y posibles coaliciones.
En Morena, el conflicto entre el actual presidente municipal Oswaldo García Jarquín y el Senador Salomón Jara Cruz, quien intenta colocar a Jesús Romero como su candidato por la municipal, ha dejado al partido del presidente López Obrador con una fractura difícil de sanar, aunque no imposible ya que en política, todo tiene acuerdo si la oferta es la adecuada.
No obstante, la percepción del electorado sí cambia radicalmente, no solo por la falta de compromiso que han demostrado dichos actores políticos con la cuarta transformación; se suma también la falta de resultados en estos dos años de administración, así como las constantes denuncias por corrupción, violencia de género, desvío de recursos públicos y la traición a sus antiguos aliados.
Este escenario, aunado a la crisis económica y social que ha dejado la mala gestión de la pandemia, podrían ser el principio del fin de la 4T en la Verde Antequera. Y aunque el hoy presidente municipal cuenta con el respaldo de dos exgobernadores y sus grupos políticos, el poder que ostenta Jara Cruz al interior del Comité Directivo Estatal de Morena a través de Sesúl Bolaños, quizás sea suficiente para bloquear su reelección, aunque con ello podrían adelantar la derrota en la carrera gubernamental.
Al conflicto se suma Francisco Martínez Neri, exdiputado federal por el PRD, quien renunció a ese instituto político para unirse al Movimiento de Regeneración Nacional y hoy busca ser candidato a la presidencia municipal, sin embargo, al no verse favorecido con la supuesta encuesta que realizó el partido para definir a su representante, denunció opacidad en el proceso y advirtió que de no existir piso parejo, podría haber “consecuencias jurídicas y políticas”, incluida la “emigración o abandono de las filas de Morena”.
Si bien el ex rector de la máxima casa de estudios ha mantenido un perfil bajo desde que dejó San Lázaro, sus estructuras y organizaciones se han fortalecido en otras regiones del estado, por lo que esta ruptura podría significar un duro golpe para Morena, pero sobre todo para aquellos que se han convertido en dueños del partido, ya que los resultados electorales no cumplirán con la expectativa y la instrucción, del presidente López Obrador.
Por otro lado, la candidatura de Javier Villacaña Jiménez como proyecto de unidad entre el PAN, PRI y PRD se fortalece pese a los fallidos intentos de algunos actores por dejarlo fuera de la contienda o, impedir el acuerdo entre los tres institutos políticos.
Y aunque aún existe la posibilidad de no concretar dicha coalición, esto incluso beneficiaría al prospecto del tricolor. Quien se ha dedicado a sumar a todos los sectores posibles, mientras sus contrincantes, internos y externos, han perdido el tiempo en discusiones estériles en redes sociales, peleas personales que han llevado a los medios de comunicación e incluso algunos, se han tomando vacaciones en plena pandemia.
Parecieran olvidar que en política todo suma, pero también resta, y que la ciudadanía merece atención y respeto, no solo simulación de representación e interés fingido en dar solución a sus verdaderas necesidades. Lo que ha dado la oportunidad a Javier Villacaña de cubrir ese vacío de autoridad, capacidad y sobre todo, confianza, al menos así lo aseguran empresarios, dirigentes sociales, activistas y hasta grupos de oposición que han decidido sumarse a lo que consideran es la mejor opción ante tanta confrontación.
El próximo domingo 21 de marzo vence el plazo para que todos los partidos políticos que contenderán en el proceso electoral del seis de junio, presenten el registro formal de las 153 candidatas y candidatos a las Presidencias municipales, incluida la capital, y aunque el escenario planteado da una ligera ventaja a Javier Villacaña, debe tener en cuenta que la animadversión social hacia su partido y la gran influencia que aún mantiene el presidente Obrador en la mente del elector, podrían generar un voto masivo por cualquier candidato de Morena, aunque no sea el mejor perfil ni lo que la Ciudad necesita.