Ingresos municipales y coordinación fiscal

Ingresos municipales y coordinación fiscal

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Por Amir Paredes Almaraz

En concordancia con el cambio administrativo de gobierno en el municipio de Oaxaca de Juárez, que tuvo lugar el pasado primero de enero del presente año, quiero abordar el tema de los ingresos municipales. Dicho tópico resulta central para la correcta gestión de cualquier municipio, y este es el momento oportuno puesto que estamos a la espera de presenciar las acciones a tomar por la nueva administración para atender los diversos problemas que vive la capital del Estado.

Para empezar, la noción de municipio, entendido como el orden de gobierno fundamental para la gestión del territorio, cobra relevancia cuando pensamos en que alberga el primer contacto entre la población que lo habita y el gobierno, manifestado en su Ayuntamiento, que es el órgano administrativo central.

Es decir, su importancia recae en la cercanía que existe con la población, principalmente a través de la gestión para proveer los servicios públicos a su cargo como lo son: Alumbrado público, drenajes y alcantarillado, mantenimiento a mercados, panteones y caminos, limpia, recolección y traslado de residuos, seguridad pública local, etc.

De lo anterior podemos inferir que, de funcionar correctamente la administración pública de un municipio, se resolverían un gran número de problemas públicos, tales como los que hoy padece la capital del Estado en cuanto a basura, inseguridad y cuidado/mantenimiento de las calles. Es por ello que resulta tan importante el tema de los ingresos municipales, puesto que la proveeduría de tales servicios requiere de un gasto importante para realizar todas las gestiones necesarias.

Entrando en materia, los municipios, de conformidad con lo señalado en el artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, administran libremente su hacienda, lo que permite que puedan destinar recursos a temas prioritarios locales, siempre y cuando dichas metas se encuentren vinculadas con el plan estatal y nacional de desarrollo.

Sin embargo, esta facultad de administrar sus recursos tiene dos caras: por un lado, significa flexibilidad a la hora de atender problemas, así como eficientar el gasto público, en el entendido de deberían contar con información de primera fuente a la hora de diagnosticar el estado del municipio; por el otro, implica que el manejo de los recursos se realice con profesionalismo y libre de actos de corrupción, condiciones difíciles de lograr sin la vigilancia activa de la ciudadanía.

Ahora bien, los ingresos municipales se pueden clasificar conforme a su origen en: financiamiento, ingresos propios, y aquellos provenientes de la Ley de Coordinación Fiscal. Esta última fuente se refiere a diversos fondos de los que destacan dos grandes categorías, las participaciones y las aportaciones: la primera se compone principalmente del Fondo General de Participaciones, mismo que se integra del veinte por ciento de la recaudación federal participable, que no es más que la recaudación de ciertos impuestos como el ISR y de los productos petroleros en su gran mayoría, lo que a su vez, es distribuido a las entidades federativas para que, a través de sus propias formulas, distribuyan al menos el veinte porciento de sus participaciones hacia los municipios que los integran.

Para el caso de las aportaciones, se trata de recursos etiquetados para ciertos fines como infraestructura, modernización, etc. de los cuales se destina a los municipios de forma directa desde la federación para paliar la desigualdad que existe entre estos.

Asimismo, los ingresos propios se refieren a aquellos impuestos, derechos o productos que son cobrados por el ayuntamiento directamente, y principalmente se componen del impuesto predial, puesto que es el impuesto que mayor recurso económico ofrece.

Para el caso particular, el municipio de Oaxaca de Juárez ha tenido una tendencia de depender de las aportaciones y participaciones federales, circunstancia que es presente en la mayoría de los municipios del país y que tiene repercusiones en el manejo de las finanzas del gobierno local, puesto que los hace vulnerables ante los retrasos del calendario de transferencias federales. De igual forma, se genera el fenómeno en donde los gastos municipales tienden a incrementar sin que los ingresos propios lo hagan al mismo ritmo, tal es el caso del impuesto predial, pues para su correcta recaudación, los institutos catastrales de los ayuntamientos requieren de modernización y actualización constante, misma que no puede realizarse sin los ingresos necesarios, lo que se convierte en un círculo vicioso.

En conclusión, para que la capital, o cualquier otro municipio atienda en forma oportuna y eficiente las demandas ciudadanas sobre diversos servicios públicos, requiere de ingresos suficientes, administrados transparente y profesionalmente, procurando reducir la dependencia a las transferencias federales y sus nocivos efectos secundarios.

 

(CONTRANARRATIVAS)

Twitter: @Amir_pa_al