Por Rubén Mújica Vélez
Tras el peor trienio de toda la historia municipal, Francisco Martínez Neri topa con una disyuntiva: tapar los latrocinios de un traidor a la 4T o pugnar por reconstruir el municipio capitalino.
En esta labor tienen alta responsabilidad los regidores que le acompañan y burócratas, algunos manchados por haber aprobado los destrozos cometidos por el seudo edil saliente. Esos regidores deben saber, porque seguro ignoran, que ocupan un puesto que hace 190 años honró un joven oaxaqueño que luchando contra el oscurantismo clerical estudiaba e impartía clases en el Instituto de Ciencias y Artes.
Alumno/Maestro que reveló sus convicciones laicas, republicanas y el afán de luchar por su pueblo. Ese joven regidor fue Benito Juárez García. ¿Tendrán mínima conciencia Martínez Neri y regidores del honor de ocupar un lugar político que ocupó el Benemérito? ¿Tendrán estatura ética para esa labor de Servir al Pueblo y no Servirse del Pueblo? Muy difícil compararlos con quien dejó una huella profunda en México y un ejemplo en el mundo.
Después del desastre, hay que dignificar a una de las más bellas capitales del país y del mundo. Por eso urge que la sociedad vote por la Revocación de Mandato que propone el Demócrata de Palacio Palacio Nacional para que el pueblo ejerza, aplique su Soberanía y expulse a los que no cumplan con su deber en materia de honestidad, eficacia y amor al pueblo. Que el ejemplo de Juárez prevalezca sobre la corrupción y la avaricia de los mediocres.