Por Rubén Mújica Vélez
46 años e idéntica respuesta de la soberbia desde la Presidencia. “Asumo la responsabilidad” vocero Díaz Hordas. “Ya supérenlo” fríamente dijo Peña a los padres de los inolvidables 43. ¿Cuál diferencia con el “mátalos en caliente” del Dictador Porfirio Díaz”? ¿O con la necia respuesta de Ruiz Ferro desgobernador de Chiapas a la burocrática pregunta de Zedillo sobre la masacre de Acteal: ¡no se preocupe Presidente, son indios y se matan entre ellos”?
Es decir, nuestra sociedad en las cúpulas políticas se han empeñado en comprobar su desprecio por el pueblo.
A mi juicio ese desprecio es una cara más de la corrupción ancestral que, entendamos, una vez que se radica, se expande como la humedad por toda la sociedad. A menos que mediante una reestructuración democrática el pueblo la detenga y desarraigue. ¿Utopía? Claro que sí. Pero dijo Julio Cortázar “lo bueno de las utopías es que se cumplen!
Hoy se está abriendo paso la verdad sobre los 43 terriblemente dolorosa para sus padres. Tlatelolco está pendiente. Pero mediante la concienciación popular pongamos barreras a repeticiones de masacres que elevan el dolor humano.